"Uno de los errores de las reformas educativas consiste en pensar que el tener una mejor o peor educación reside exclusivamente en dictar una ley en una u otra dirección, o en un poco más de esto o aquello en el plan de estudios. Como si los alumnos pudieran ser encapsulados en la escuela o el instituto con independencia del influjo que el "mundo exterior" tiene sobre ellos. Quizá haya que empezar a preguntarse en serio por cuál es la instancia fundamental con la que compite el sistema educativo a la hora de transmitir valores o saberes, y, en general, conformar la personalidad y los intereses de los jóvenes". Por Fernando Vallespín en El País.
Para educar a un niño hace falta la tribu entera, pero la realidad es que las partes se tiran la pelota unos a otros sin llegar a un acuerdo. Familia, sociedad, medios de comunicación, padres... todos son necesarios para una educación o malaeducación de nuestros jóvenes. Pero que los sistemas educativos cuelguen de leyes al antojo de los gobernantes de turno es un asunto que de una vez por todas debiera tocar a su fin. La atención a la diversidad, la importancia de los idiomas y del manejo de las tecnologías de la comunicación entre otros aspectos varios son fundamentales en el marco educativo.
¿No sería lógico por tanto que los distintos partidos políticos pactasen una ley que no tuviera que derogarse cada vez que se turna el poder?
Todos debemos implicarnos en ello, porque de eso depende el futuro de nuestro país.
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