La extrema derecha avanza en Europa. Es un movimiento que parece imparable y que supone un grave retroceso de las políticas democráticas y participativas basadas en derechos sociales y equidad para la población.
Sami Naïr, hoy para el País nos ofrece una interesante reflexión en torno a este grave asunto: "El loco de Oslo".
"La señora Merkel acusa al "multiculturalismo" de querer desestabilizar las identidades nacionales, cuando es la desestabilización social, económica, profesional, promovida por el Gobierno que ella dirige, la que provoca los choques identitarios y culturales entre los distintos grupos sociales. Transformamos a conciencia unos problemas sociales en problemas identitarios, de la misma manera que en ciertos países musulmanes se explica el desempleo por el no respeto a los versículos del Corán. Estas son las manipulaciones que preparan el terreno para el extremismo ideológico.
No saldremos de esta crisis con votos piadosos o simplemente apelando a los valores morales. Hay que combatir ideológicamente a la extrema derecha en todas partes, convertir en penalmente condenable la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, pero también hay que acabar con esa economía basada en la lucha de todos contra todos, en el desempleo, en la destrucción del interés general".
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