"Por eso sé que perderte, no era quedarse sin nada,
la muerte es sólo la suerte, con una letra cambiada".
Joaquín Sabina.
Conozco tu número de pie.
Sabes donde escribo aunque simplemente
escuches mi voz al otro lado del teléfono.
No cuaja en quince días
una encarnadura eterna.
Es primavera.
Regálame otra de tus sonrisas,
de ésas que cuelgan tras tu máscara,
ésas que yo traduzco,
las que se apoyan sobre las cicatrices
las que nos hacen falta.
Regálame una de esas sonrisas
que solo yo veo,
ésas que al mirarlas te levantan,
las mismas que me parten el alma.
Ésas que nos reconciliaban.
Sonríeme otra vez
antes de que la primavera se marche,
antes de que definitivamente sea yo la que me vaya.
Y perdóname de una vez,
mis intentos por enderezar
todos los renglones torcidos,
que sola e inútilmente
pretendía enmendarte.
Inédito, para Fresas en noviembre
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