La promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 fue el éxito de todo un pueblo. Una hazaña, una proeza, que sin embargo, quedó incompleta. Aquellos diputados que iniciaron sus sesiones en el Teatro de Las Cortes de San Fernando y las concluyeron en el Oratorio gaditano de San Felipe Neri no fueron capaces de abolir la esclavitud, una conquista que España tardaría décadas en alcanzar. Tampoco tuvieron sitio, ni voz, ni voto las mujeres, del mismo modo que tampoco lo lograron en la Revolución Francesa, cuando tuvieron que contemplar cómo quedaban excluidas de la libertad, igualdad y fraternidad por la que tanto habían luchado junto a sus compañeros.
Bibiana Aído, Ministra de Igualdad, reflexiona para La Voz de Cádiz.
Hoy en día siguen existiendo desigualdades, violencia de género y multitud de situaciones pendientes de denunciar. Por eso, la necesidad de la existencia del Ministerio que Bibiana dirige.
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