Nos hizo una reflexión Santos Juliá hace unas semanas en El País, titulada "Desalmado capital". Hoy es Santiago Carrillo, en el mismo periódico y con el título: "¿quién le pone el cascabel al gato?", el que abunda en la situación del pensamiento político del siglo XXI.
"La intelectualidad y el mundo del trabajo y la juventud unidos tendrían fuerza suficiente para romper el hechizo. Hay que asumir el papel del viejo topo de hoy. En el fondo estamos ante un cambio de época que exige la entrada en liza de fuerzas intelectuales más dotadas que los políticos de a diario y exige también una alianza de los dos sectores más creativos de la sociedad: las fuerzas de la cultura y el mundo del trabajo"
Muchos ciudadanos anónimos, y militantes de base en partidos democráticos llevamos bastante tiempo llamando la atención sobre estos asuntos. Escribiendo, reflexionando, alentando hacia el debate necesario y la aportación de propuestas. Muchos de nosotros incluso nos hemos expuesto a que desde nuestros partidos se tomasen medidas ante nuestras provocaciones porque no querían entender nuestras reivindicaciones. Críticas que no pretendían ser más que un foco encendido para iniciar esa reflexión indispensable. El poder, la riqueza y su reparto necesitan de un replanteamiento urgente y de supuesta en práctica. Y claro que los poderosos lo van a impedir, ¿es que el género humano es generoso?
Ahora se coge la calle, pero no pueden quedar ahí las actuaciones. Va a ser duro para los viejos aparatos de los partidos asumir compromisos y llevarlos a práctica. Pero no deben de tener miedo, hay que posibilitar la renovación y la apertura, porque sólo por esos caminos nuestra democracia llegará la punto de madurez que demanda la sociedad contemporánea. El cambio de pensamiento, de actitud y la exigencia a que se actue de forma solidaria con los demás, esa recuperación de valores indiscutible, empiezan a ponerse sobre la mesa.
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