21 de agosto de 2011

Esculpiendo a la diosa.






"En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable."


                                                                   Diego Marchi




Vuelan demasiado libres las golondrinas,
y detener su vuelo es inútil,
cuando ya están atados los destinos
sin nudos ni cuerdas que puedan ahogarlas.

El contador de historias se alejó, sin cruces,
pero las estrellas se encargaron de recordarle 
donde estaba su morada.

Aún quedaba una puerta infranqueable
que debía abrirse en el palacio,
que llevaba muchos años esperando 
para poder subir a la torre más enhiesta,
para atravesar el bosque de las ilusiones.
desatando la imaginación,
desdibujando el umbral del dolor,
traduciendo en placer los cuerpos agotados. 

Son más hermosos los regalos
que no tienen precio.
Un buzón y el firmamento
en las palmas de las manos.

Las mismas manos que se abren y se estrechan
las que sudan las sábanas,
las que recorren los espacios inabarcables
entre todos y cada uno de los lunares de la piel,
las que habitan las entrañas.

Solo ahí detenidas, como un halo intocable,
materializándo más allá de cualquier éxtasis
la calma necesaria,
se transfiguran las manos en la paz. 

Sin coronas, sin turbantes,
asistimos a la dulce agonía,
a la victoria tras el naufragio,
a la vuelta rotunda, al reencuentro.

Así como las golondrinas que huyen de la hiedra,
las manos, tus manos
que acarician tortugas para escapar del vaivén,
te hacen renacer de nuevo, gigantesco, inexpugnable.

Así sin esquivar, sin mentir,
así pronunciándote, acercándote, mirando...
Así duro, a gritos, incesante, entregado,
doloroso y placentero, raudo y a compás...
Así finalmente permaneciendo,
no puede ser de otro modo...

Así eres tú, como me gusta que seas,
efímero y perdurable,
cada vez más lejos, cada vez más cerca,
cada vez más tuyo, más tú y cada vez más mío.

Espejismo, imaginario,
subiendo y bajando,
inexistente o real, tú en definitiva
de una vez o por entregas,
sueño en los versos de mis poemas.

Así, como los cuentos que cuentas,
sin los que no puedo vivir,
imaginación imperfecta,
tú, que sin tocarme me abrazas con tus palabras,
tú, que sin tocarme me besas con tus miradas,
porque es así, porque sí y tú bien lo sabes.

Mi voz, mi inspiración, mi alter ego,
mi maestro y mi pupilo,
me llegas traspasando el buzón,
como a mí me gusta,
tal y como eres, como yo te quiero.
Poesía:
sin guardar las apariencias.


Blanca Flores Cueto, aún inédito.


No hay comentarios:

Publicar un comentario