Ilusión, paz y libertad.
Antes de que esta mágica noche toque a su fin de sueños, deseos y estrellas, debo volver a pedir lo que quiero.
Me gustaría que todas esas personas que duermen en los bancos de la calle tuviesen un techo que les cobijase de la lluvia. Que las colas esperando sopa en la camioneta de la Cruz Roja frente a la Caleta sea más corta cada día.
Que no nos acostumbremos a ver como algo normal a tantas personas pidiendo alimentos a cáritas, entre los que están nuestros vecinos. Que a unos no nos sobre tanto como a otros les falta.
Que el calor de los abrazos, de las risas y de los besos sinceros de los que nos acompañan estén cuando más falta nos hacen. Que haya menos envidia, menos odio y más amor. Que la competitividad sea para prosperar y progresar en equipo pero no para derrotar a los demás.
Que baje el paro, que suban las pensiones, que la crisis nos dé un respiro, que los políticos que nos representan miren por los intereses de todos y hagan por comprenderse.
Que reine la paz y que brille el sol. Que el agua riegue nuestros campos. Que el trabajo de cada día sea para un mundo mejor. Que nuestros jóvenes aprendan que el esfuerzo produce recompensas y que los valores existen y se deben poner en práctica todos los días.
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