Detrás de esta posición de intolerancia de CSIF y otros sindicatos minoritarios está la sombra alargada del PP, una organización que está jaleando y azuzando la hostilidad y la intransigencia. ¿Cómo se explica la alegría incontenida de la portavoz conservadora ante una campaña intranquila para sus adversarios políticos? ¿Cómo un partido que se dice democrático alienta o, al menos, no se desmarca de la coacción? Si estas actitudes se produjeran en otras latitudes, la condena sería unánime. En cambio, el PP, cegado por su obsesión electoral, arrincona los principios y sólo busca sus posibles beneficios.
Foto.- El Correo de Andalucía.
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¿Debe negociarse? ¿Debe darse marcha atrás? La existencia de las Empresas Públicas, del Funcionariado Andaluz... es un asunto que debe arreglarse. La excesiva multiplicación de empresas públicas no era rentable para la gobernabilidad de la Comunidad. Es lógico que deba reordenarse. Con negociación y disposición a ello. Ni los funcionarios van a perder sus derechos ni privilegios, ni los empleados públicos en general merecen el descrédito que se les está aplicando. Al final es un colectivo contra otro en conflicto y muchos interesados tocando las palmas. ¿A quién le beneficia este ilógico enfrentamiento? Un poquito de cordura.
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