Para qué vamos a engañarnos,
yo no puedo vivir sin ti.
Pero tú sin mí,
tampoco.
yo no puedo vivir sin ti.
Pero tú sin mí,
tampoco.
O simplemente será,
que al haberme cruzado contigo
hoy ya estoy inspirada.
Blanca Flores.
Sedúceme, transpórtame, condúceme,
adéntrame en los jardines de Sevilla,
a través de tus descriptivas palabras.
Hazme poesía.
No te me vayas.
No me puede inspirar cualquiera,
solo los dioses, los demonios,
los farones con pies egipcios...
aunque lleven un harén
de contradictorias historias a cuestas.
La palabra amor,
solo tuvo para mí,
un propietario.
No te me vayas.
Necesito de ti.
Sentir tu presencia.
Comerte a versos.
Pensarte a gritos.
Beberte a borbotones.
Y llenarme.
Necesito:
oírte aún en el silencio que me prodigas,
con el que cuando se te antoja,
y por tus caprichos,
me castigas.
Me da igual, porque pienso:
desnudarte,
recorrerte con impúdicos lexemas,
rozarte con lascivos morfemas,
besarte con sensuales perífrasis verbales.
Y mirarte como ahora mismo,
estoy haciendo.
Ahogando la querencia
en este pozo sin fondo
y sin final.
Y si alguien te pregunta,
que existe entre tú y yo:
contéstale que simplemente
el abismo.
Y una cómplice e intelectual
telepatía.
Blanca Flores para Fresas en Noviembre
¡Cuánta belleza!
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