Cuando la inspiración viene sola, llama el insomnio a la puerta: el deseo de crear obliga. Transfigurarse en la experiencia de atrapar el verso y la idea es un acto de placer, dolor y trabajo. Así es la poesía, quién la ha sentido, disfrutado o sufrido, lo sabe. Éxtasis onírico y lírico que me fecunda. Recrear por los cuatro costados es vital para seguir despierta.
17 de mayo de 2010
Almáciga de olvidos
Estoy aquí sentada, otra vez, a la orilla de mi playa.
Me queda este día de luz y este azul de océano,
brillante, calmado, todo mío para ahogarme
de nuevo con mis tormentos.
Salta el levante, la arena golpea mi rostro,
como el viento cuando corro deprisa por el parque.
No sé porque cuanto más quiero olvidar,
más recuerdo, recuerdo, recuerdo.
Camino mar adentro, mientras me muero,
escucho las risas jóvenes a mis espaldas
que nacen mientras yo desfallezco,
así es hoy esta tarde de sol.
Mi cuerpo helado languidece entre las suaves olas
y esta vez no quiere dejarse llevar.
Miro atrás y me pregunto si valió la pena,
morir una noche en tus brazos para no vivir más.
Hoy quiero levantarme de nuevo,
salir de esta almáciga de olvidos,
de esta almáciga de recuerdos,
para no volver a hundirme en la profundidad de tus ojos.
Blanca Flores Cueto, para Ecos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario