Hessel recuerda que había dos bandos claros. "Teníamos que encontrar un texto que fuera aceptable por todo el mundo. Los norteamericanos y los europeos insistían en los derechos civiles y políticos, y las libertades fundamentales: de asociación, de expresión, de religión. Los del lado comunista insistían sobre los derechos sociales: a la educación, a la seguridad social, a la vivienda, a la salud... Eso es lo que realmente hizo el trabajo interesante y satisfactorio, porque el 10 de diciembre de 1949, en el Palais de Chaillot, en París, nadie votó en contra del texto final, ni siquiera Arabia Saudí".
Artículo completo, sobre las siete vidas de Hessel, aquí. En el País, por Martí Fort.
Hay que pedir que la negociación favorezca el progreso de los pueblos. Tenemos que reivindicar que el poder político domine las decisiones y actuaciones de los mercados, del poder político. Hay que moverse y recuperar los valores. ¿Vamos a dejar que nuevas burbujas destrocen el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos? ¿Vamos a seguir dejándonos llevar por la apatía sin reaccionar a lo que está pasando?
Ningún retroceso sobre la carta de los Derechos Humanos.
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