Sin embargo el pueblo egipcio, admirable en su resistencia, ha tumbado a Mubarak cuando estaba vivo, y de repente se ha convertido en un odioso tirano que ya no tiene amigos. Lo imagino estos días mirando una y otra vez su colección de fotos con todos esos mandatarios mundiales que hasta ayer lo tenían por un socio comercial de primera, un aliado estratégico clave, un amigo incluso, y que hoy lo consideran un obstáculo y un peligro. “Ahora me dicen dictador, precisamente en los días que menos represión he ejercido en treinta años”, dirá ante el espejo, con aire shakesperiano.
Reflexión sobre el antes y el después de un mandatario por Isaac Rosa, en la edición del pasado sábado en Público. Accede al artículo completo, aquí: "A tirano derrocado, todo son pulgas".
Andan muchos tiranos sueltos... " Los egipcios nos han recordado cómo funciona la verdadera democracia. EEUU seguirá siendo amigo y aliado del pueblo egipcio".
La gente y su voz es la única capaz de poner cordura y sensatez en este mundo de injusticias.
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