Sí señor. Por fin, la crítica arriesgada, la que no suelen encajar los gobernantes de turno vuelve a las tablas del Falla.
En la historia del carnaval figura el reconocimiento a la crítica, sobre todo en los tiempos de censura, donde ni siquiera la prensa al uso se atrevía a publicar las cuestiones peliagudas que corrían por los mentideros.
Desde hace algunos años, esa crítica sin miedo y sobre todo la crítica a lo político: entiéndase, lo que es de todos y a todos debería preocuparnos; se había perdido y era una pena. El concurso, bastante politizado por cierto; se dedicaba a repetir una y otra vez manidos piropos a la alcaldesa. Y eso no está mal si es que hay un reconocimiento a que lo hace bien la señora, pero no es justo; porque no es así.
Criticar, aunque sea con ánimo constructivo, entraña sus riesgos, más sobre ese escenario al que mira y escucha toda nuestra Andalucía. Pero cuando una agrupación no ambiciona más que hacer carnaval de verdad y del bueno, no se muerde la lengua en sus letras. Aunque en esta ocasión, no llueva a gusto de todos. El mérito y el valor estará en encajar la discrepancia, para eso no todos están preparados.
Ventanas abiertas, aire fresco... era muy necesario. A la agrupación, mi reconocimiento por la valentía y mi aplauso.
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