2 de agosto de 2010

Baja el paro en la provincia de Cádiz: Una buenísima noticia.


El delegado provincial de Empleo de la Junta de Andalucía, Juan Bouza, interpretaba los datos de forma optimista y señalaba que las cifras muestran la recuperación del empleo y que la situación económica de la provincia está teniendo una «lenta mejoría». De hecho, Bouza valoró que Cádiz no sólo es una de las provincias en las que más ha bajado el paro según los datos de la EPA sino también «una en las que más ha crecido el número de ocupados». Datos que se espera que se incrementen después del verano tras el auge del sector servicio durante la temporada estival. Es por esto por lo que el delegado de Empleo espera que esta tendencia a bajar se mantenga durante el mes de julio, lo que le convertiría en el quinto descenso consecutivo para Cádiz.

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Un motivo para empezar la semana con optimismo.

3 comentarios:

  1. Para empezar, siempre es bueno que disminuya el desempleo.


    En nuestro sistema económico el empleo es la única forma que tienen los trabajadores, todos aquellos ciudadanos que no somos empresarios ni rentistas, de acceder a una parte de la producción económica nacional. Debemos producir como trabajadores asalariados por cuenta y riesgo ajenos para acceder a una parte de la producción de riqueza nacional.

    Se suponía que el pacto laboral consistía en recibir (mucha) menos riqueza de la que producimos con nuestro trabajo en una empresa a cambio de una estabilidad, una continuidad y una seguridad en la venta de nuestro trabajo. Pues el trabajador es un vendedor de su trabajo (Oferta) y las empresas o empresarios son los compradores (Demanda). No se participaría en la rentabilidad de la empresa, pues el precio del trabajo o salario sería más o menos fijo a cambio de no participar tampoco en el riesgo de la misma, y cobrar tu salario aunque la empresa vendiese menos.

    Con los sucesivos recortes, reformas y contrarreformas que nuestro Derecho Laboral va padeciendo, este pacto laboral entra en cuestión. Ahora el trabajador sigue sin entrar a disfrutar de la rentabilidad de la empresa pero comienza a asumir su riesgo, pues las fluctuaciones negativas del resultado contable de la empresas o incluso simples previsiones de éstas, pueden enviarlo al desempleo. Se sigue recibiendo (mucha) menos cantidad de riqueza con el salario de la que se produce como beneficios para la empresa con el trabajo vendido. Pero desaparece parte de la estabilidad, seguridad y continuidad que aún quedaba.


    En una estructura de desempleo alto, pues lo español no es coyuntural, se condena a muchas personas a no poder acceder a su parte de la producción de riqueza nacional.

    El acceso a esa riqueza no es algo opcional: la gente normal, sin grandes patrimonios ni rentas, necesita pagar bienes básicos de consumo, servicios básicos cada semana, cada mes.

    Si las políticas experimentadas en España para corregir el problema estructural del desempleo no han sido eficaces por los motivos que sean, si no hemos sido o no somos capaces de asegurar que todo el mundo, la población activa o gente que necesita un empleo, acceda a éste de modo que el nivel de desempleo disminuya a la cota considerada como friccional, deberemos plantearnos soluciones distintas.

    (...)

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  2. (...)

    El país año tras año, lustro tras lustro es más rico: el P.I.B., p.ej., crece continuadamente a largo plazo. Pero todas las personas no acceden por igual a esa riqueza porque el desempleo es demasiado alto y no se consigue reducir.

    Deberíamos plantearnos pues, otra solución dentro de nuestros principios de que no se puede dejar sin su parte necesaria y suficiente de la riqueza nacional a nadie. Si el empleo es necesario para acceder a una parte suficiente de la producción nacional de riqueza pero no se consigue el pleno empleo, entendido como un desempleo friccional, podemos pensar en redistribuir la riqueza con otro mecanismo distinto del empleo, del trabajo asalariado por cuenta y riesgo ajenos.

    Ahí entrarían otras opciones que no deberíamos negarnos a estudiar y, llegado el momento implantar, como por ejemplo: la reducción obligatoria de jornadas laborales; los salarios sociales; las rentas básicas universales o las rentas ciudadanas universales; la exacción tributaria (potente y progresiva) de parte del excedente del productor para redistribuirlo al consumidor/ trabajador mediante servicios públicos potentes, universales, de calidad y gratuitos, en el sentido de precio de venta o prestación cero.

    Cordialmente,

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  3. Creo que tus aportaciones son muy interesantes. Gracias.

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