3 de enero de 2010

No me pidas que silencie mi voz.





No me pidas que silencie mi voz,
porque es la enseña de mi libertad.
No me pidas que no escriba,
porque es el desahogo que me queda.

Podré aligerar el equipaje,
soltar lastre y mis bártulos,
dejar en la cuneta hasta los recuerdos,
pero no me pidas el silencio.

Ahogaré odios y rencores,
miraré para otro lado,
mientras entierro tus miserias y las mías
abandonadas al olvido o prisioneras
en los secretos del lado oscuro.

No voy a avergonzarme de mis poemas,
aunque para ti sean un escarnio.
La lectura de mis versos
me sanan el alma.

Me moveré sin que las sombras me sigan.
¿Quién te dijo que lo que escribo,
tenga que ser cierto?

El poeta se movía Entre la realidad y el deseo
cobijándose en cada una de las palabras de sus metros.
Traicionaré mis sentimientos, ocultaré mis pensamientos,
negaré cuanto haya podido dañarte.

Pero no me pidas el silencio,
ni que oprima mi voz,
porque mi silencio ni se compra ni se vende,
mi silencio no tiene precio.

N.de la A.: Entre la realidad y el deseo, magistral poemario lírico, romántico y melancólico del poeta sevillano de la Generación del 27, Luis Cernuda.  El poema que reproduzco es de mi poemario aún inédito, Vaivén.


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