10 de enero de 2010

Política, affaires, negocios financieros y religión.



Irlanda del Norte nos ofrece otro tema para el debate. La mujer del primer ministro y concejala por el partido unionista del país, la Señora Robinson, es la protagonista del culebrón destapado en el fin de semana.
Y de la señora ya se conocían algunas de sus correrías, perdonadas por su marido; pero los hechos que ahora salen a la palestra están relacionados con sus manejos financieros para beneficiar los negocios de su amante, cuarenta años más joven que ella. El poder, el sexo y la política mezclados con la prevaricación en una persona que se ha dedicado durante su carrera polítca a criticar los desmanes de Clinton y que se mostró xenófoba con comentarios contra los homosexuales.

Toda la prensa internacional y nacional (El País,  La Razón, El Mundo o ABC ) han recogido el escándalo.

Y es cierto, que en España la vida privada de los gestores públicos no suele intervenir en el desempeño de los cargos, aunque la fama pese. Sin embargo, cuando los desórdenes abarcan comportamientos corruptos que benefician a terceros, la cosa cambia. Y las infidelidades se perdonarán rezando o sin enmienda, pero los asuntos relacionados con el erario de todos tendrán que redimirse ante los tribunales y dimitiendo de sus responsabilidades. Es lo lógico, no?

2 comentarios:

  1. Hay muchísimas cosas lógicas, que no llevan a ningún lado. Eso sería lo justo que sí alguien público no cumple con sus obligaciones, el mismo dimitiera y se enfrentará a los tribunales pero esto de momento no pasa. y no se yo si pasará en algún momento.¿Que creéis?

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