11 de junio de 2010

Austeridad, confianza y responsabilidad.



BUEN discurso de Griñán en la sesión de la mañana. Un discurso felipista, sobre lo global y lo local, lo general y lo concreto. El mundo visto desde Andalucía; con las luces largas, según expresión textual del presidente. Un toreo de salón de muy buena factura, al que no le ha faltado, sin embargo, algún desliz típicamente zapaterista, como la pretensión de que la sociedad andaluza es madura, fuerte, seria, tenaz, rigurosa y cohesionada. Demasiada poesía. Por el contrario, fue mucho mejor en la filosofía final, marca de la casa Griñán. Tras anunciar un ahorro fiscal de casi 1.600 millones de euros este año, sacó sus consecuencias: "Hemos comprobado que la especulación no es ninguna fuente de riqueza; que la economía no puede ser un casino; que el dinero no es una mercancía; que no se puede vivir vendiendo humo o sin afrontar el pago de las deudas. Es la hora de volver a la senda de la estabilidad, de vivir a la altura de nuestras posibilidades".  Para el grupo Joly y por Ignacio Martínez una crónica interesante y sin desperdicio.

Hacía tiempo que incluso la prensa no disfrutaba tanto de un debate. Ciertamente han transcurrido dos largos años desde el último y además se han producido muchos cambios. En situaciones difíciles es cuando con más nitidez podemos descubrir qué es lo que realmente merece la pena. Quizá sea la crisis la que está haciendo recapacitar a la ciudadanía, una ciudadanía andaluza que está demostrando ser consecuente y solidaria con la pérdida de bonanza.

La expectación ante el debate, la buena acogida del discurso y de las medidas del Presidente de la Junta Pepe Griñán, y el análisis de la situación por parte de políticos, periodistas y ciudadanos me llevan a pensar que vamos por buen camino. Un debate sin reproches y desde el respeto, un debate necesario. Creo que merece la pena recuperar las ilusiones por el trabajo bien hecho y que tenemos realmente a alguien que se precupa por los intereses y por el futuro de los andaluces. Griñán podía gobernar poniendo en el 2012 el límite de su gestión, pero como buen gobernante sus miras van mucho más allá, regresando al futuro y con los principios de la libertad, la igualdad y la solidaridad por delante.

Está dando respuesta a las peticiones de la ciudadanía, con apuestas arriesgadas y duras,  pero necesarias. Hay que ser muy valiente para anteponer los intereses generales a los particulares, que era desgraciadamente a lo que nos tenían últimamente acostumbrados. Ahora a trabajar y a poner en práctica tantos objetivos que favorecerán el panorama, gracias por devolvernos la ilusión desde la desolación. Muchas gracias, Presidente.

1 comentario:

  1. Gran frase: "el dinero no es una mercancía". Sobre esa acertada base ideológica hay que desarrollar muchas medidas. La financiarización de la economía, tendencia creciente desde los 80, ha provocado incongruencias que están pagando muchas personas en todo el mundo.

    El financiero es —debe ser— un sector claramente auxiliar de la Economía. Su principal función ha de ser facilitar el ahorro de los excedentes financieros y su canalización hacia la inversión en actividad productiva en forma de créditos a pequeños emprendedores y familias.

    No tiene ningún sentido que el sector financiero tenga un peso del 30% aprox. en U.S.A. y en U.E. (fuente: Navarro).

    Debe ser un sector de acompañamiento pero, en lugar de eso, vemos como los grandes excedentes financieros, en lugar de ir a la actividad económica productiva y a la justicia económica global —recordemos el esperanzador y a la vez doloroso informe de la F.A.O./O.N.U. que nos decía que con el 1% del P.I.B. mundial se podría erradicar ahora mismo el hambre humana mundial—, se han destinado a comprar y vender el propio dinero y sus derivados, como si fuese mercancía en sí.

    Economía de casino, ludópatas, élites económicas, oligarquías... llámese como se quiera.

    Esto se soluciona con una regulación adecuada y potente. Mercado y Estado no son antagónicos. De hecho, cuando se desmantela o no se usa correctamente el Estado el Mercado pierde calidad y en su lugar surge lo que ahora vemos: monopolios y oligopolios, donde los pocos tienen demasiado poder de decisión en detrimento de los muchos.

    "El dinero no es una mercancía" puede fundamentar actuaciones como la institución de una Tasa Tobin, la correcta y justa fiscalización/ tributación de las rentas del capital especulativo y la lucha decidida contra los paraísos fiscales, que son las modernas cuevas del tesoro pirata y una auténtica amenaza para las Democracias de Derecho y sus Estados del Bienestar por su competencia desleal (dumping) tributaria.

    Cordialmente,

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