Se han cumplido 35 años de la muerte del dictador. Y hay que recordarlo. Hay que recordarlo porque tenemos que evitar que se repita la Historia. Ya los estudiantes de los Institutos de Enseñanza Secundaria no saben quién era Francisco Franco, ni tampoco que pasó en España durante y tras la guerra civil y que repercusiones tiene todavía su herencia.
Varios artículos periodísticos retoman el acontecimiento y nos hacen reflexionar en torno a su figura. Así en el País se publica, Julián Casanova, catedrático de Historia en la Universidad de Zaragoza, escribe:
"El reto de los españoles del siglo XXI ya no consiste en crear una democracia plena con igualdad de derechos y libertades, caballo de batalla, a veces sangriento, de algunas de las generaciones que nos precedieron, sino en seguir cambiando para mejorarla y reforzar la sociedad civil y la participación ciudadana.
Treinta y cinco años después de la muerte del último dictador de nuestra historia, la sociedad española ha podido dejar atrás algunos de los problemas fundamentales que más le habían preocupado en el pasado. Pero desde su tumba, Franco parece mostrar todavía el camino a seguir en otros no menos importantes."
Pero sobre todo: "No es posible renunciar al objetivo de saber, a que coexistan memorias y tradiciones diferentes. Pero para eso, antes, hay que remover los obstáculos que impiden rescatar de las cunetas y de las fosas perdidas a las víctimas de tanta tortura y asesinato. Treinta y cinco años después de la muerte de su principal responsable".
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