9 de diciembre de 2009

Otro establecimiento que cierra: Soriano.




El periodista gaditano de La Voz, José Landi, acostumbra a ofrecernos en las páginas de su diario artículos cargados de literariedad. Rozando la prosa poética con las emociones del recuerdo, la añoranza y la melancolía nos regala la imagen que sigue en el pensamiento de los gaditanos y gaditanas que rozamos los cuarenta años y que como chiquillos vivimos las fotos con los reyes magos en Soriano o la escalera mecánica que ya ni está en Simago:

"Además de besos torpes, libros por devolver, golazos de recreo, canciones con coros de huevo frito y pitillos que mareaban, la memoria juvenil de todos tiene un apartado comercial. Está lleno de pequeñas compras, consumiciones rituales y establecimientos que fueron escala regular hasta que echaron por última vez la baraja.


En ese mosaico melancólico del primer consumismo de varias generaciones de gaditanos hay piononos y tortitas de La Camelia; un Madelman de Coimbra; dos polos Fred Perry de Galerías Preciados y un donut que vivía libre, junto a sus hermanos, en una caja de cartón, ajeno a la cárcel de plástico que le esperaba. También tiene varias cintas de cassette robadas en la planta baja de Simago y un televisor a colores, Phillips o Vanguard, descubierto en el escaparate de Gayro cuando la mano era la única gorra de visera.

Imágenes, personales e intrasferibles, del gran comercio tradicional, el del Cádiz predemocrático y de la Transición, que llegó hasta los 80 pero ahora ve morir a su último representante. Ya cayeron todos los mencionados y los olvidados. El último que aguantaba tiene fecha fija de cierre. Soriano, en la plaza de Las Flores, ya no abrirá el 1 de enero".
 
Poco a poco han ido cerrando los establecimientos de toda la vida, porque sus dueños se jubilan sin tener recambio en el negocio o porque las grandes cadenas ahogan el pequeño comercio. La narración de la situación actual ante el cierre de Soriano se encuentra bajo la firma de Landi en La Voz, una entrañable página que merece la pena leerse en su integridad.

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