30 de diciembre de 2009

Habrá que ir haciendo algo. El problema es de todos.



"El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, que decía Pablo Milanés. Lo siento, nunca creí que citaría a Milanés pero me ha llegado la hora. Y eso que pertenezco a la generación de los '40 teen', los adolescentes de cuarenta, hijos del 'baby boom'. Los que nacimos justo cuando el hombre llegaba a la luna, los que celebramos este año los mismos cumpleaños que el Puente Carranza, los que apagamos las mismas velas que Barrio Sésamo -por eso entendemos tan bien la distinción que hay entre arriba y abajo o dentro y fuera- y la Nancy -la nostalgia está haciendo caja con nosotros que da gusto-. Los que nacimos a la vez que Internet (aunque tardara en llegar a España... ¿veinte años?), los que, por reacción, somos más conservadores que nuestros hermanos mayores.


Sí. Es lo que pasa. Que nos vamos poniendo viejos. Por eso me sorprende tanto lo de La Punta. Tanto como le sorprende a usted. La juventud es la juventud. Y la juventud baila, pero esta juventud no baila sola, «si fue el alcohol, la timba, si fue la coca» cantaba Loquillo. ¿Quién sabe? Lo cierto es que ciento cincuenta personas hicieron de La Punta el pasado viernes el último sitio al que uno iría a celebrar una Nochebuena. Y es sólo la punta del iceberg".



Con frecuencia comparto los puntos de vista de mi compañera de facultad y columnista de La Voz, Yolanda Vallejo. Como ella díce, nuestra generación es un poco más ¿conservadora? No creo que sea eso. Pero es cierto que pertenecemos a una generación moderada en las formas y actuaciones públicas y sociales, somos de los primeros universitarios producto de la EGB y la democracia, fuímos los espectadores de los cambios políticos del país y ahora asistimos al desmadre de una juventud que parece no encuentra como divertirse. Tal vez, vaya siendo hora no sólo de preguntarse por lo que está pasando, sino también de ir aportando propuestas de solución. Quizá es ahora cuando nos toca de una vez por todas, mojarnos a muchos de nosotros.

2 comentarios:

  1. Felices fiestas Blanca
    La EGB no fue tan mala, seguro que nó, al final los malos o los buenos son los alumn@s no los sistemas.

    postdata. Veo en tu foto a mi amiga Marichu Paredes, qué chico es Cádiz.

    ResponderEliminar
  2. Paco: Pues claro que Cádiz es chico y todos nos conocemos.
    Felices fiestas a ti también.
    Y el éxito está al final en los alumnos, aunque los sistemas también influyen, pero los tics, el bilingüísmo y la atención a la diversidad independientemente de las competencias básicas, podemos dejarlo para otro post. (La egb fue un buen sistema, descontextualizado del régimen).

    ResponderEliminar