13 de abril de 2010

Huyes



No me importa que te vayas,
estoy herida y esto no tiene cura.

Ya no eres el blanco de mi diana,
la enredadera trepa y cubre el muro
más frondosamente cada amanecer
aunque haya comenzado el derribo del hogar.

Viene a mí la poesía
cuando tú ya estás ausente.
Me cerraste la puerta de tu torre perdida,
me expulsaste del oasis que habitábamos
negándome el agua de nuestro propio embalse,
huyendo y mirando para otro lado
temiendo quedar atrapado
en cada una de las letras de mis palabras.

Te escribí mis versos más sinceros,
mis versos más breves, mis poemas de dos lexemas:
Te quiero.

Pero no sirvieron para nada.
La hiedra ahoga la savia
del árbol al que se arrima,
como a mí me ahoga cada día
de este lluvioso invierno,
cada uno de tus gestos.

Ahora los almendros
vuelven a estar en flor
en estos campos anegados.
Aún no ha salido el sol de nuevo.
Y no sé si volverás a besar con tus labios
la piel desnuda de mis pechos blancos.

Pero sé que no será lo mismo,
ni la pasión, ni los latidos
ni las miradas, ni los ecos de la voz al otro lado.

Por mucho que intentes encender el fuego de nuestra hoguera,
ya no quiero tus abrazos, ni tu calor.

No me toques.

Hoy el camino parece más estrecho, más angosto.
Y llueve. Gotas inmensas me aplastan.
Hoy no saldrá el barco, y aunque no te lo creas,
ya no eres mi pirata.
Así que rema sin velas.

Las flores seguirán creciendo a la sombra de los alcornoques.
Tal vez, mañana y aunque siga diluviando, salga.
Porque ya está aquí la primavera,
y se acabaron los lamentos
en lo más profundo
de nuestros cimientos.
"Huyes" pertenece al poemario Vaivén, Blanca Flores Cueto

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